miércoles, 3 de julio de 2013

El hombre aleatorio



Desde que juego con los dados
no encuentro motivos,
solo un seis que se convierte
en una orden que recibo.

Agacho la cabeza y cumplo
con mi deber, no cuestiono,
no hago acopio de dudas,
ni sus designios traiciono.

Es la vida fácil
de quien se sabe perdido
en un mundo que no entiende
y que jamás nadie ha entendido.

Una puerta trasera,
semiescondida, que abre paso
a un mundo ajeno y libre
donde no existe el fracaso.

¡Ah, aquel tiempo roto!
Tomando decisiones en vasos
de amargo sabor, cumpliendo
promesas de un valor escaso.

¡Ah, tragedia inerte en la poesía!
No importan los colores que la vida irradie
cuando finalmente te das cuenta
de que nunca fuimos nadie.

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